sábado, mayo 19, 2007

Niña yuntera

Al piso de mi oficina ha llegado una nueva chica a hacer el aseo: barrer, lustrar, abrillantar los pisos, los vidrios, los escritorios; retirar papeles y otras basuras.

Debe tener unos 21 años. El otro día la oí conversando con otros muchachos aseadores. Alguien dijo que los rusos hablan inglés, no oí algo entre medio, y uno le preguntó a ella. ¿pero cómo no sabes, hasta qué curso estudiaste? Hasta cuarto medio, respondió ella, con un dejo de orgullo.

De unos cuántos "buenos días", de cómo pregunta qué se puede o no mover en el laboratorio: le doy fácil 700+ puntos en la Prueba de Selección Universitaria... si sólo hubiera estudiado en el Liceo de Niñas de Chillán, en tiempos en yo estudié en el Liceo de Hombres de Chillán. De ahí, su futuro debiera ser (si yo, si mi generación hubiera sido más exitosa) estudiar kinesiología, o ingeniería mecánica, o composición musical, o cirugía pediátrica, y, por ahí: ciudadana.

... ¡Si tú ya lo dijiste, hermano Miguel!

***
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

...
Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

...
Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

...
¿Quién salvará este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombre jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
***
de Miguel Hernández: El Ñiño Yuntero.

domingo, mayo 13, 2007

Temprano, esta mañana.


Nos despertamos muy temprano, esta mañana.
Al jardincito con una tuna.
Luego fueron uvas.
Café.

Limpiar las canaletas del techo.
¡Para lo que llueve en Santiago!


Desde el poniente:
sombra sobre nuestros tomates de la próxima temporada.

A esta hora
no se oye martillos ni taladros.
¡Pero no se crea que la ambición inmobiliaria
descansa: a regañadientes soporta el domingo!

domingo, mayo 06, 2007

Cerro San Cristóbal, Santiago, mayo


Por ahí abajo, mi casa, en el contaminado Santiago.

Acá arriba, en el cerro: crateus, ¿sabrá en qué ciudad vive,
y qué puede hacer porque sea más limpia?







Flores de otoño. Apenas sí un restito de néctar.

Mariposa de Otoño, ¿cubre tu seguro médico la reparación de tus alas?